🧠 El caso Anders Breivik: ¿enfermedad mental o extremista?
True crime y salud mental sin clichés.
Vente con nosotros a esta nueva sección en la que analizaremos lo que muchas veces se esconde tras las etiquetas: emociones, diagnósticos, estigmas…y, a veces, crímenes.
¡Bienvenidos y comenzamos!
Anders Breivik asesinó a 77 personas en un solo día en Noruega. ¿Fue un brote psicótico o un acto político planeado? En este artículo analizamos a fondo el caso desde una mirada profesional de la salud mental, sin estigmas ni sensacionalismo. Porque no todo el mal es locura, y no toda locura es peligrosa.

🔪 ¿Qué pasó el 22 de julio de 2011 en Noruega?
El 22 de julio de 2011, Noruega vivió la mayor tragedia de su historia reciente. Un hombre llamado Anders Behring Breivik, de 32 años, detonó un coche bomba en el centro de Oslo, frente a la sede del gobierno. Poco después, se trasladó a la isla de Utøya, donde se celebraba un campamento político juvenil, y comenzó un tiroteo masivo.
En total, 77 personas fueron asesinadas ese día:
•8 en el atentado con bomba.
•69, la mayoría adolescentes, en la masacre de la isla.
Desde el primer momento, los medios y la opinión pública reaccionaron con una frase común: “Este hombre está loco”.
Pero… ¿lo estaba realmente?
🧠 Breivik, ¿tenía una enfermedad mental grave?
Primera evaluación: esquizofrenia paranoide
Tras su detención, la justicia noruega ordenó una evaluación psiquiátrica para determinar si Breivik era penalmente responsable.
El primer informe concluyó que sufría una esquizofrenia paranoide. Es decir, un trastorno psicótico grave que altera la percepción de la realidad, el juicio y el pensamiento.
Según esta evaluación, Breivik vivía en un mundo delirante, y sus actos eran producto de esa psicosis.
Pero esta conclusión generó un rechazo masivo en la sociedad noruega:
•¿Cómo podía alguien planear durante años un atentado tan meticuloso si estaba fuera de la realidad?
•¿No se estaba usando el diagnóstico como excusa para evitar que fuera juzgado como un criminal?
Segunda evaluación: rasgos de personalidad
La presión social y política llevó a una segunda evaluación más exhaustiva, con un equipo diferente de psiquiatras. Esta vez, el resultado fue muy distinto:
Anders Breivik no sufría un trastorno psicótico.
Tenía plena conciencia de sus actos.
Su pensamiento no era delirante.
No estaba “loco”.
El equipo concluyó que Breivik tenía rasgos de personalidad narcisistas y paranoides, pero no una enfermedad mental grave que anulara su capacidad de entender lo que hacía o de controlar su conducta.
Por tanto, fue declarado penalmente responsable y condenado a 21 años de prisión prorrogables (el máximo en Noruega).
🧨 ¿Qué motivaba a Breivik?
Breivik había escrito un manifiesto de más de 1500 páginas donde expresaba sus ideas extremistas:
•Supremacía blanca.
•Islamofobia.
•Odio a la inmigración.
•Antifeminismo.
•Conspiraciones globalistas.
Se veía a sí mismo como un “salvador de Europa”. Justificaba la violencia como una forma de despertar al pueblo noruego ante lo que él consideraba una “invasión islámica” y una “traición multiculturalista”.
Todo estaba planificado:
•El día del ataque coincidía con una fecha simbólica para él.
•Llevaba años acumulando armas y explosivos.
•Eligió un objetivo político concreto: el Partido Laborista, al que culpaba del “declive” de Noruega.
Esto no es el comportamiento de una persona desconectada de la realidad. Es el comportamiento de alguien con una ideología extrema y violenta.
⚠️ ¿Por qué es un error decir que todos los asesinos están “locos”?
Este caso ilustra un problema profundo que existe en la narrativa social y mediática:
la asociación automática entre violencia y enfermedad mental.
1. Estigmatiza a quienes sí tienen un trastorno
Decir que “los asesinos están locos” refuerza el estigma sobre los trastornos mentales, especialmente los más graves como la esquizofrenia o el trastorno bipolar.
Esto aumenta la discriminación y la exclusión social de personas que ya tienen suficiente con convivir con su diagnóstico.
2. Distorsiona la realidad
La mayoría de los crímenes violentos no son cometidos por personas con enfermedades mentales graves.
De hecho, las personas con trastorno mental son más víctimas que agresores.
Según la OMS, solo un pequeño porcentaje de los delitos violentos se asocia a trastornos psicóticos.
Lo que sí aparece con más frecuencia son factores como la marginación, el odio ideológico, el abuso de sustancias o los rasgos de personalidad disfuncionales.
3. Es una forma de no afrontar la incomodidad
Decir que un asesino “estaba loco” es una manera de no asumir que personas funcionales, con trabajo, familia, apariencia “normal”, pueden ser también peligrosas.
Es más fácil pensar que el mal está en lo ajeno, en lo enfermo, en lo raro. Pero a veces el mal es humano. Es ideológico. Es frío.

🔍 ¿Qué rasgos tenía Breivik?
Trastorno de personalidad vs. enfermedad mental
La evaluación clínica concluyó que Breivik presentaba rasgos narcisistas y paranoides, lo cual encaja dentro de un posible trastorno de personalidad.
Esto incluye:
•Visión grandiosa de sí mismo.
•Creencia de ser un elegido o un mártir.
•Desprecio por los demás.
•Ideación persecutoria (“me quieren destruir, debo defenderme”).
•Falta de empatía.
•Rigidez ideológica.
Estos rasgos no suponen una desconexión con la realidad.
Una persona con este perfil puede planear, calcular, manipular y ejecutar actos violentos sin remordimiento, pero no está psicótica.
💬 ¿Por qué este caso importa hoy?
El caso Breivik sigue siendo relevante porque la narrativa de “asesino = loco” sigue muy presente.
Cada vez que hay un crimen brutal, los titulares vuelven al mismo patrón:
“El loco de X mata a su familia”
“Tenía antecedentes psiquiátricos”
“Sufría una enfermedad mental”
Y aunque en algunos casos es cierto, muchas veces no lo es. Y el daño que se genera a nivel social y clínico es enorme.
➤ Este caso es una oportunidad para educar
Hablar de Breivik desde la salud mental nos permite:
•Romper con estigmas.
•Visibilizar los verdaderos factores de riesgo.
•Proteger a quienes sí conviven con trastornos.
•Entender mejor cómo se construyen los discursos de odio.
•Asumir que el mal no siempre es una enfermedad.
✅ Conclusiones
Anders Breivik no tenía una enfermedad mental. Estaba radicalizado, lleno de odio y dispuesto a matar.
No sufría una psicosis, no tenía delirios.
Lo que tenía eran creencias extremas, una personalidad disfuncional, y una voluntad consciente de hacer daño.
👉 Llamarlo “loco” no solo es falso. Es peligroso.
Porque refuerza estigmas sobre las enfermedades mentales.
Porque desvía la atención de las ideologías violentas.
Y porque nos impide prevenir otros crímenes similares.
No todo el mal es locura. Y no toda locura es peligrosa.
📚 Bibliografía y fuentes
• Seierstad, Å. (2015). Uno de los nuestros: la historia de Anders Breivik. Debate.
•Norwegian Board of Forensic Medicine (2012). Final psychiatric report on Anders Behring Breivik.
•World Health Organization (2022). Mental Health and Violence: Myths vs Facts.
•Large, M. M., Smith, G., & Nielssen, O. B. (2009). The relationship between mental illness and violence: findings from a national study. The Lancet Psychiatry.
•Torres, J. (2019). Trastornos de la personalidad y su relación con la violencia. Revista Española de Psiquiatría Forense.
•BBC News. (2012). “Breivik trial: Norway court finds him sane and guilty.”
•WHO (2021). Mental disorders. https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/mental-disorders
Gracias por acompañarnos en esta nueva etapa, en la que 1 vez al mes analizaremos, desde el respeto y la ciencia, casos de "true crime" para desestigmatizar el concepto de "asesino" = "loco".
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